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Un paisaje de colinas onduladas en tonos pastel suaves —beige, amarillo, verde y marrón— crea una escena tranquila y armoniosa. El cielo azul intenso, cubierto de nubes blancas en espiral, aporta profundidad y contraste. En la base de las colinas, pequeñas casas marrones añaden un toque humano al entorno natural. Las pinceladas texturizadas en primer plano sugieren vegetación o terreno rocoso, aportando dinamismo. Este mural es ideal para salones, dormitorios, pasillos u oficinas. Su paleta de colores suaves transmite calma, mientras que su estilo artístico encaja perfectamente en interiores modernos o rústicos. Perfecto para quienes buscan un diseño mural con carácter paisajístico y colores naturales.